El bono semanal de $ 600 aprobado por el Congreso en marzo bajo la Ley CARES ayudó a millones de estadounidenses que perdieron su trabajo debido a la pandemia, sin embargo, aunque esa ayuda expirará el 31 de julio, debido a los cronogramas de pago, esta semana sería la última en la que los beneficiados reciben el dinero.
La angustia entre los estadounidenses desempleados aumenta puesto que el Congreso apenas comenzó a negociar si el próximo paquete de estímulo incluirá más bonos, además de que algunos republicanos piden que esa ayuda se reduzca a entre $400 y $300 de aprobarse. Otros más escépticos plantean eliminarla, puesto que estiman que el dinero adicional no es una motivación para buscar un empleo.
Los demócratas, por su lado, presionan para extender el beneficio o, al menos, mejorar los pagos actuales de desempleo.
No está previsto que el Congreso apruebe una nueva ronda de alivio para la próxima semana, aunque una nueva ley podría ofrecer pagos atrasados de ser aprobada.
Las negociaciones están en marcha y esta semana estará llena de novedades luego de que Congreso regresara de su receso del 4 de julio.
El senador Mitch McConnell y el representante Kevin McCarthy, ambos líderes republicanos en el Congreso, se reunieron el lunes con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca para dialogar sobre el tema.
El martes, el jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, y el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, asistirán a las reuniones en Capitol Hill.
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Se espera que la expansión de préstamos para pequeñas empresas hasta otro cheque de estímulo sean temas centrales en las negociaciones.