Si las probabilidades de que un rayo le caiga a una persona son una en 700 mil, que alguien sobreviva tras ser alcanzado por uno debe ser todavía más improbable.
Ryan Cross, un hombre de Idaho, puede ser de los pocos afortunados que vivió para contarlo.
Durante el fin de semana de Memorial Day, Cross disfrutaba del asueto cerca de Idaho City manejando un vehículo todo terreno cuando a él y a su grupo de amigos le sorprendió una tormenta.
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Ryan se bajó del vehículo para buscar abrigo bajo un árbol y mientras revisaba un mapa en su teléfono fue impactado por un rayo.
Heather Cross, su esposa, dice que lo que pasó fue un milagro. “Entró por su cabeza y salió por su espalda”, aseguró ella, quien mostró imágenes del pecho de su marido marcado por el impacto del fenómeno.
La ropa que llevaba puesta Ryan Cross es testimonio del incidente: terminó quemada y hecha trizas tras el golpe del rayo.
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Larry Gebert, meteorólogo de KTVB, dice que no hay que confiarse con las tormentas. “Pueden crecer rápidamente en las montañas y hay que estar preparados para tomar medidas tempranas”.
Si algo ha aprendido Heather Cross del incidente, es a no negar ninguna posibilidad. “Nunca más diré: eso es algo que nunca me va a pasar”, concluyó la mujer.
