Las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos podrían generar una ola de demandas en tribunales y convertirse en las más contenciosas de la historia, sin que esto signifique que resulta sencillo revertir los resultados.
Este pronóstico obedece a que cuando faltan semanas para el 5 de noviembre, suman decenas las demandas que han sido presentadas en tribunales desde hace meses, en su mayoría por asuntos relativamente menores.
Un análisis de lo ocurrido recientemente da cuenta de que en las elecciones de 2020, fueron más de 60 las demandas infructuosas en las que el entonces presidente Donald Trump afirmara falsamente que perdió ante el demócrata Joe Biden debido a un fraude electoral masivo y eso ha sido un detonante del aumento en la actividad en tribunales.
El sistema judicial de Estados Unidos no tiene un papel formal en el proceso electoral y los jueces generalmente tratan de no involucrarse porque no quieren ser vistos como que interfieren o dan forma a un resultado partidista, explicó Paul Schiff Berman, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad George Washington.
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Sin embargo, las disputas electorales han llegado con más frecuencia a los tribunales desde Bush vs. Gore, agregó.
En este caso, ocurrido en 2000, la Corte Suprema intervino en la contienda presidencial cuando el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore estaban separados por un margen muy estrecho. La decisión de la corte de detener el recuento de votos en Florida en la práctica le otorgó la elección a Bush y dio forma al futuro de la nación.
Este caso es quizás el ejemplo moderno más notable de la participación directa de la rama judicial tras una elección, pero no es la única vez en que los jueces se han involucrado en disputas poselectorales.
“Tenemos una larga historia en este país de un proceso democrático que opera de manera no partidista con respecto al conteo de votos que no requiere una intervención constante de los tribunales, pero esa norma se ha hecho añicos de la misma manera que muchas de nuestras normas democráticas se han hecho añicos desde 2016”, agregó Berman.
CUÁNDO PODRÍAN EMPEZAR LOS CASOS JUDICIALES
Tan pronto como la misma la noche de las elecciones podrían iniciarse las disputas, enfocadas a decidir si se mantienen abiertos los lugares de votación en caso de que experimentaran problemas que afectaron el acceso a ellos durante el día.
Una vez que se emitan todos los votos, las demandas por el conteo de votos podrían ser las siguientes. Esto quizás incluya reclamos sobre el recuento de ciertas papeletas, acusaciones contra los funcionarios electorales que supervisan el recuento, disputas sobre la metodología o impugnaciones a la certificación de los totales de votos en cada estado.
Podría haber demandas por las recientes actualizaciones de la Electoral Count Act (Ley de Recuento Electoral), que rige la certificación de la contienda presidencial. Las revisiones fueron aprobadas por el Congreso en 2022 en respuesta al esfuerzo de Trump por anular los resultados de 2020, cuando presionó a Mike Pence, su vicepresidente, sobre la certificación del Congreso de los electores de los estados.
¿LAS DEMANDAS PUEDEN AFECTAR LOS RESULTADOS ELECTORALES?
El grado en que una demanda podría afectar el resultado de una elección depende de cuántos votos estén en disputa y qué tipo de solución podría ordenar un juez si se descubre un problema. En algunos casos, “no está claro cuál sería el remedio si estas demandas tuvieran éxito”, dijo Steven Schneebaum, abogado y profesor adjunto de la Universidad Johns Hopkins.
Si la contienda de 2024 está muy cerrada, los fallos judiciales podrían afectar el resultado, especialmente en los estados que no tienen una tendencia política definida y que serán clave para las elecciones.
Pero para que una demanda afecte la contienda, la elección tendría que estar tan reñida que el tribunal tendría que determinar cómo votó la gente o una de las partes necesitaría demostrar un problema importante y fundamental con la forma en que se llevó a cabo, explicó Rick Hasen, experto en elecciones y profesor de Derecho en la Universidad de California, en Los Ángeles.
“El estándar para anular una elección es extremadamente alto por una buena razón”, dijo. “Queremos que las elecciones sean decididas por los votantes, no por los tribunales”.