WASHINGTON — Una generación de emergentes estrellas republicanas ofreció el lunes una visión optimista del liderazgo del presidente Donald Trump, pero la primera noche de la Convención Nacional Republicana se vio socavada por oradores que lanzaron sombrías advertencias sobre el futuro del país, tildaron de ''socialistas''a los demócratas y distorsionaron el historial del dirigente, especialmente en lo relativo a la pandemia del coronavirus.
Mientras Trump enfrenta presión para convencer más allá de a sus leales seguidores, el senador de Carolina del Sur Tim Scott —el único republicano afroestadounidense en el Senado— y la exembajadora ante Naciones Unidas Nikki Haley —hija de inmigrantes indios— trataron de dar la bienvenida a estadounidenses de color al partido, a pesar de la abrumadora mayoría blanca en su liderazgo y en su base electoral.
“Yo fui una niña de color en un mundo en blanco y negro”, señaló Haley, apuntando que sufrió discriminación pero rechazando la idea de que “Estados Unidos es un país racista”.
Además, hizo un guiño al movimiento Black Lives Matter diciendo: “Por supuesto que sabemos que cada vida negra es valiosa”.
Pero los discursos en hora de máxima audiencia, que mezclaron intervenciones en vivo y grabadas, se centraron principalmente en ataques a Joe Biden, el rival demócrata de Trump en los comicios de noviembre.
Los participantes advirtieron de forma siniestra que elegir a Biden podría hacer que la violencia de las ciudades se extendiera a los suburbios, un mensaje habitual, con tintes racistas, de la campaña del mandatario.
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Un orador calificó a Trump como el “guardaespaldas de la civilización occidental”.
En su búsqueda de un mensaje con empaque, el equipo de Trump probó múltiples temas y tácticas a lo largo de la noche.
Mostraron el optimismo de quienes pueden representar el futuro del partido, intentaron caracterizar a Biden como paladín de socialistas y demócratas de extrema izquierda a pesar de su registro moderado, y presentaron historias humanizadoras del hombre de 74 años que ocupa la Oficina Oval.
Trump y una serie de republicanos tergiversaron la agenda de Biden durante toda la noche, acusándolo falsamente de proponer una retirada de fondos a la policía, de prohibir el fracking petrolero, de asumir la asistencia de salud, de abrir las fronteras y de elevar los impuestos a la mayoría de los estadounidenses.
Trataron de asignarle posiciones de izquierda a un candidato centrista que rechazó explícitamente muchas de las propuestas más progresistas de su formación durante las primarias.
La primera de las cuatro jornadas de la convención reflejó la creciente urgencia que guía el impulso de Trump para reformular una carrera presidencial en la que va por detrás, a apenas 10 semanas para los comicios.
La convención seguirá el martes, con la intervención de la primera dama, Melania Trump, desde la Casa Blanca.
Biden y su compañera de fórmula, la senadora de California Kamala Harris, mantienen un perfil relativamente bajo esta semana. En un tuit el lunes en la noche, Biden dijo a sus seguidores que “sigan concentrados”.
Antes en el día, Trump y el vicepresidente, Mike Pence, recibieron la nominación presidencial de los delegados reunidos en Charlotte, Carolina del Norte, la ciudad elegida en un primer momento para celebrar la convención antes de la pandemia del coronavirus.
Trump realizó una visita sorpresa a la ciudad, donde advirtió a los delegados que “la única forma en la que pueden arrebatarnos está elección es si se trata de una elección amañada”, mostrando nuevamente su preocupación infundada hacia la esperada tendencia al voto por correo durante la pandemia. Los expertos dicen que este sistema de votación ha demostrado ser muy seguro.