WASHINGTON - Donald Trump les dijo a un grupo de evangélicos el sábado que “no pueden darse el lujo de mantenerse al margen” en las elecciones de 2024 en Estados Unidos, implorándoles que “¡vayan y voten, cristianos, por favor!”
El exmandatario también respaldó que se muestren los Diez Mandamientos en las escuelas y en otras partes, en un discurso pronunciado en Washington ante un grupo de cristianos evangélicos con influencia política.
Fue aclamado al mencionar una nueva ley aprobada en Louisiana esta semana, la cual exige que los Diez Mandamientos se muestren en todas las aulas de las escuelas públicas.
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“¿Alguien ha leído lo de ‘No robarás’? Es decir, ¿alguien ha leído estás cosas tan increíbles? Simplemente increíbles”, declaró Trump en la reunión de la Coalición Faith & Freedom (Fe y Libertad). “No quieren que sea proclamado. Es un mundo loco”.
Un día antes, Trump publicó su respaldo a la la nueva ley en su red social, diciendo: “Amo los Diez Mandamientos en las escuelas públicas, en las escuelas privadas y en muchos otros lugares, de hecho. Leánlos. ¿Cómo podríamos equivocarnos como nación?"
El expresidente y virtual nominado presidencial republicano respaldó la medida en un momento en que intenta movilizar a sus simpatizantes de la derecha religiosa, que lo han apoyado firmemente tras mostrarse recelosos en un principio de la celebridad neoyorquina de los tabloides, dos veces divorciado, cuando se postuló por primera vez a la presidencia en 2016.
Ese apoyo se ha mantenido a pesar de que, en el primero de los cuatro juicios penales que enfrenta, un jurado lo encontró culpable de falsificar registros contables para lo que, según la fiscalía, fue un intento de encubrir un pago a la actriz porno Stormy Daniels con el fin de comprar su silencio poco antes de los comicios de 2016.
Daniels dice haber sostenido un encuentro sexual con Trump una década antes, algo que él niega.
La oposición manifiesta de Trump a firmar una prohibición nacional del aborto y su renuencia a dar detalles sobre algunas de sus opiniones acerca del tema se contraponen a muchos miembros del movimiento evangélico, una parte clave de la base de electores de Trump, la cual se prevé que le ayude a obtener votos en su revancha de noviembre frente al presidente Joe Biden.
Sin embargo, aunque muchos miembros del movimiento desearían verlo hacer más para restringir el aborto, lo aclaman como el más grande defensor de la causa debido a su papel en el nombramiento de jueces de la Corte Suprema que derogaron el derecho al aborto a escala nacional en 2022.
Trump destacó ese hecho el sábado, diciendo: “Hicimos algo asombroso”, pero el tema se dejaría para que las personas decidan sobre él en los estados.
“Cada votante debe ir con el corazón y hacer lo correcto, pero también tenemos que resultar electos”, afirmó.
Mientras que sigue asumiendo crédito por la derogación del fallo en el caso Roe vs. Wade, Trump también ha advertido que el aborto podría ser un tema políticamente complicado para los republicanos. Durante meses eludió las preguntas sobre su postura en relación con una prohibición nacional.
El año pasado, cuando Trump habló ante la coalición Faith & Freedom, dijo que “el gobierno federal desempeña un papel vital en la protección de la vida de los no nacidos”, pero no dio ningún detalle más.
En abril de este año, Trump manifestó que creía que ahora el tema se debía dejar en manos de los estados. Más adelante, afirmó en una entrevista que no ratificaría una prohibición del aborto a escala nacional si el Congreso la aprueba.
Hasta ahora ha declinado dar detalles sobre su postura en torno al acceso de las mujeres a la píldora abortiva mifepristona.
Cerca de dos tercios de los estadounidenses dicen que el aborto debería ser legal en general, de acuerdo con una encuesta realizada el año pasado por The Associated Press y el Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos.
Algunos asistentes a la reunión evangélica del sábado señalaron que, aunque les gustaría ver una prohibición del aborto a escala nacional, Trump no ha perdido nada del profundo apoyo que le dan.
“Preferiría que promulgara una prohibición nacional”, dijo Jerri Dickinson, trabajadora social jubilada de 78 años de Nueva Jersey e integrante de Faith & Freedom. “Pero entiendo que, de acuerdo con la Constitución, esa decisión se debe dejar en manos de los estados”.
Dickinson dijo que no soporta la ley sobre el aborto en su estado, la cual no establece límites al procedimiento con base en la etapa de gestación. Pero dijo que, más allá de que ella prefiere una prohibición nacional, dejar el tema en manos de los estados “es la mejor alternativa”.
John Pudner, de 59 años, que inició recientemente una filial de Faith & Freedom en su estado natal de Wisconsin, dijo que los miembros del movimiento se sienten leales a Trump, pero “en general nos gustaría que él fuera más antiaborto”.
“Pienso que muchos dentro del movimiento antiaborto sienten que está demasiado a favor del derecho a decidir”, dijo. “Pero dado que aprecian a los jueces que puso en la Corte Suprema, como que eso es algo positivo dentro de la comunidad antiaborto”.
Según AP VoteCast, un sondeo amplio del electorado, cerca de 8 de cada 10 votantes blancos cristianos evangélicos apoyaron a Trump en 2020, y cerca de 4 de cada 10 votantes de Trump dijeron ser cristianos evangélicos blancos. Los cristianos evangélicos blancos conformaron alrededor de 20% del electorado general ese año.
Más allá de sólo ofrecer su propio respaldo en las elecciones generales, la coalición Faith & Freedom planea ayudar a conseguir el voto a favor de Trump y otros republicanos, valiéndose de voluntarios y trabajadores pagados para tocar en millones de puertas en los estados más disputados.
Trump dijo el sábado que los evangélicos y los cristianos “no votan tanto como deberían”, y bromeó diciendo que, aunque desea que sufraguen en noviembre, no le importaría si votan de nuevo después de esa fecha.
Dijo que el cristianismo está amenazado por lo que él considera es una erosión de la libertad, el derecho y las fronteras de la nación.
En su alocución de cerca de 90 minutos, volvió varias veces al tema de la frontera entre Estados Unidos y México y, en un momento dado, cuando dijo que los migrantes que la cruzan son “resistentes”, bromeó que le había dicho a su amigo Dana White, presidente de la empresa de artes marciales mixtas Ultimate Fighting Championship (UFC, por sus siglas en inglés), que los inscribiera en una nueva versión de ese deporte.
“¿Por qué no establece una liga de migrantes y mantiene su liga convencional de luchadores? Y entonces tiene al campeón de su liga, esos son los luchadores más grandes del mundo, luchando contra el campeón de los migrantes”, dijo haberle comentado a White. “Pienso que el migrante podría ganar, así de resistentes son. No le gustó mucho la idea”.
Su historia arrancó risas y aplausos de la multitud.
Trump tenía planeado llevar a cabo un mitin nocturno en Filadelfia más tarde el sábado.