NUEVA YORK — La inédita acusación formal contra el expresidente Donald Trump llevó las elecciones presidenciales de 2024 a un terreno desconocido, planteando la posibilidad de que el principal candidato para llevarse la nominación republicana competirá para el cargo de presidente al tiempo que enfrenta un juicio por cargos penales en Nueva York.
En un reconocimiento de la influencia que el expresidente tiene entre los votantes que decidirán quién será el candidato del Partido Republicano en las primarias del próximo año, aquellos que se medirán a Trump rápidamente criticaron la acusación formal.
Sin mencionarlo por su nombre, el gobernador de Florida, Ron DeSantis señaló que la acción era “anti-estadounidense”.
ES LA PRIMERA VEZ QUE UN EXPRESIDENTE ES ACUSADO PENALMENTE
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El exvicepresidente Mike Pence, cuya vida corrió peligro luego de que Trump incitó una insurrección en el Capitolio federal, comentó a la cadena CNN que los cargos eran “indignantes”.
Estas posturas apuntan a incentivos a corto plazo para que los republicanos eviten cualquier cosa que pueda contrariar a la base de votantes leales de Trump, pero la acusación plantea fuertes dudas en torno al futuro del Partido Republicano, sobre todo cuando Trump enfrenta la posibilidad de que presenten más cargos en su contra en Atlanta y en Washington.
Si bien todo eso podría movilizar a sus simpatizantes, todo este tumulto podría amenazar la posición del Partido Republicano en los suburbios de los estados indecisos que han abandonado al partido en las tres elecciones consecutivas, afectando su dominio en la Casa Blanca, el Congreso y gobiernos estatales clave.
Trump ha pasado cuatro décadas arreglándoselas para eludir este tipo de problemas jurídicos y volvió a expresar confianza el jueves en la noche, y señaló que los cargos habían sido impulsados por “delincuentes y monstruos de extrema izquierda”.
“Este ataque contra nuestro país nunca se ha visto antes”, escribió Trump en su sitio de redes sociales.
Trump “está listo para luchar”, afirmó su abogado, Joe Tacopina, a la cadena Fox News.
Se tiene previsto que Trump se entregue a las autoridades la semana entrante bajo cargos relacionados con pagos hechos a su nombre para comprar el silencio de personas durante la campaña presidencial de 2016.
Por ahora, sigue sin estar claro cuáles serán las repercusiones de esto entre los votantes. Unas encuestas mostraron que Trump sigue siendo el favorito para la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano, y su posición no ha tambaleado, incluso entre los reportes de los cargos previstos.
Los miembros de la campaña de Trump y sus aliados esperan que la acusación sirva como un llamamiento para unir a sus simpatizantes, haciendo enojar a su base de “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez” (MAGA, por sus siglas en inglés), generando pequeñas donaciones de dinero y llevando a los posibles adversarios de Trump a la posición incómoda de tener que defenderlo, o arriesgarse a provocar su ira.
De hecho, la campaña de Trump empezó a recaudar dinero luego de que se dieron a conocer las noticias, enviando un correo electrónico a sus simpatizantes con el asunto: “Último momento: El presidente Trump es acusado”.
En el primer mitin de la campaña de 2024 de Trump, realizado en Texas durante el fin de semana, simpatizantes expresaron su malestar con la investigación e insistieron que el caso no afectaría su posición.
“Es una broma”, comentó Patti Murphy, de 63 años. “Simplemente, es otra forma en la que están tratando de hacerlo a un lado”.
Otros en la multitud dijeron que su apoyo a Trump había disminuido desde que dejó la Casa Blanca, pero la incipiente acusación aumentó la probabilidad de que lo apoyen en 2024 porque sintieron que su enojo había estado justificado.
Al mismo tiempo, existe una pequeña probabilidad de que un juicio penal ayudará a Trump en las elecciones generales, sobre todo contra los independientes, que se han cansado de su caos constante.
Eso ha creado una oportunidad para otras figuras republicanas, como DeSantis, quienes se espera que se presenten como defensores de las políticas del expresidente, pero sin llevar consigo su bagaje.
En tanto, no había ningún indicio de que el partido estuviera listo para usar la acusación para hacer a un lado a Trump.
Los republicanos, incluidos miembros del Congreso y rivales de Trump, lo defendieron rápidamente en masa. Además de DeSantis, la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, quien ya declaró su candidatura, aseveró que la acusación se trataba “más de una venganza que sobre justicia”.
El exsecretario de Estado, Mike Pompeo, quien está considerando postularse, acusó al fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg de “socavar la confianza de Estados Unidos en nuestro sistema jurídico”, al tiempo que envió un mensaje de recaudación de fondos luego de que se dieron a conocer las noticias.
Trump, por su parte, ha tratado de poner al público contra el caso. El 18 de marzo, en medio de reportes de que la policía de Nueva York preparaba una posible acusación formal, publicó un mensaje en su plataforma de redes sociales en el que declaró que esperaba ser detenido en cuestión de días.
Si bien eso nunca sucedió, Trump aprovechó ese momento para destacar las debilidades del caso y para arremeter contra Bragg con una serie de ataques sumamente personales, y en ocasiones racistas.
Trump también trató de proyectar fuerza. La noche en la que hizo esa publicación, viajó con asesores a un campeonato de lucha colegial, donde estuvo horas saludando a simpatizantes y posando para fotografías. De regreso a casa, el séquito vio una lucha de artes marciales mixtas a bordo del avión del expresidente.
Y el fin de semana pasado, Trump realizó un mitin en Waco, Texas, donde criticó el caso en su contra frente a miles de personas.
La gente que ha hablado con Trump en las últimas semanas ha dicho que está enojado y despreocupado sobre los cargos. El representante republicano Mark Alford dijo que el expresidente estaba “optimista” en un evento de recaudación de fondos realizado en su finca de Mar-a-Lago la noche previa de que alertó sobre su posible arresto.
Sin embargo, Trump respondió molesto cuando se vio presionado, incluso cuando insistía que no estaba frustrado.
Además del caso de Manhattan, Trump enfrenta varias investigaciones más, incluida una pesquisa en Georgia sobre sus labores para anular los resultados de las elecciones de 2020, y una investigación federal sobre su presunto manejo incorrecto de documentos confidenciales.
Sigue sin estar claro cómo responderán los votantes si Trump termina enfrentando cargos de otros casos, particularmente si algunos de ellos conducen a condenas y si otros son desestimados.
Una acusación formal, e incluso una declaración de culpabilidad, no impiden que Trump se postule para presidente o sea el candidato del Partido Republicano.