La vida de Kimberly Tejada cambió radicalmente tras un ataque presuntamente a manos de la persona que consideraba el amor de su vida.
Asegura que su novio, Brian Cruz, la atacó con un martillo mientras dormía, en la residencia que compartían en Glendale, en el sur de California.
El hecho ocurrió el 19 de julio de 2019, poco después de las 4:00 a.m.
“Mi mamá dijo que escuchó gritos, que alguien me estaba matando”, contó Tejada. “Su cuarto estaba a la par. Entró al cuarto y vio lo que estaba pasando”, agregó.
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Su madre señala que presenció cómo Cruz la estaba atacando. Trató de defenderla pero terminó con una herida en la cabeza. El sospechoso huyó y dejó el arma atrás.
Pero Tejada quedó con el cráneo y los huesos de su rostro fracturados. La joven, quien tenía 24 años cuando ocurrió el ataque, reconoce que recuerda poco de ese fatídico día.
“Como me lo explicaron a mí, es que usé mis manos en la cara para proteger mi rostro”, indicó la mujer.
EEUU
Es por ello que también sufrió la fractura de ocho dedos. Durante la llamada al 911 ya no podía abrir los ojos ni tampoco moverse, pero hizo el esfuerzo de hablar con la operadora.
Con dificultades para respirar y mantenerse despierta, les dio la descripción de Cruz y el automóvil en el que presuntamente huyó.
“También me pongo a pensar cómo agarré el teléfono si todos mis dedos estaban quebrados”, recordó Tejada. “Cómo pude hablar si mi mandíbula estaba quebrada”, agregó.
La joven afirma que nunca imaginó que el novio que tenía desde los 13 años la traicionaría de esa manera, especialmente porque, según ella, nunca había sido violento.
“Yo pensaba que era el amor de mi vida", dijo.
La policía encontró muerto a Cruz meses después, tras chocar su auto en la carretera del Bosque Nacional Ángeles. Se desconoce si fue un accidente o un hecho intencional.
Se cree que atacó a la joven porque ella ya no quería casarse y se mudaría del hogar que compartían.
La noche anterior, según Tejada, habían peleado, y ella envió un mensaje de texto a sus primas, casi como un presentimiento.
“Les dije que si algo me pasa, quiero que sepan que fue él”, indicó.
Han sido cuatro años difíciles durante los cuales los médicos reconstruyeron su rostro.
“Era como un rompecabezas, poniendo las piezas donde van”, recordó Tejada. “La mayor parte de mi cara es un 90% metal”, explicó.
Aunque insiste en que físicamente no es la misma, entiende que no cualquiera sobrevive a un hecho tan inhumano. Y ahora, con mucho esfuerzo, ha vuelto a nacer.