EAST PALESTINE, Ohio - Después del catastrófico descarrilamiento de un tren de 38 vagones en East Palestine, Ohio, algunos funcionarios han expresado su preocupación sobre un tipo de sustancia tóxica que tiende a permanecer en el ambiente.
Sherrod Brown y J.D. Vance, senadores federales por Ohio, enviaron una carta a la agencia de protección ambiental de la entidad para expresar su preocupación sobre la posible liberación de dioxinas luego de que, por motivos de seguridad, se quemaron deliberadamente algunas de las sustancias químicas en los vagones dañados. Los legisladores se sumaron a los residentes de la pequeña comunidad en el centro-norte del país y a ambientalistas de todo Estados Unidos en su exhortación a las agencias ambientales estatales y federales a que realicen análisis de la tierra cerca del lugar en el que se descarrilaron los vagones cisterna.
El jueves, la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus iniciales en inglés) ordenó al operador ferroviario Norfolk Southern que comience a efectuar pruebas en busca de dioxinas. Hasta el momento, los exámenes que ha realizado la agencia en busca de “indicadores químicos” han dejado entrever que existe poca posibilidad de que el descarrilamiento liberara toxinas, indicó la EPA.
A continuación, un vistazo a las dioxinas, sus posibles daños y si podrían haberse creado a consecuencia de la quema del cloruro de vinilo que se encontraba en el tren de Norfolk Southern:
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COMPUESTOS ALTAMENTE TÓXICOS Y PERSISTENTES
Las dioxinas son un grupo de compuestos químicos tóxicos que pueden permanecer en el medio ambiente durante largos periodos, según la Organización Mundial de la Salud.
Se crean mediante la combustión, se adhieren a las partículas de polvo y de esa manera empiezan a circular en un ecosistema.
Los residentes ubicados cerca del lugar de la quema podrían haber quedado expuestos a las dioxinas en el aire que cayeron sobre su piel o que llegaron a sus pulmones a través de la respiración, señaló Frederick Guengerich, toxicólogo de la Universidad Vanderbilt.
La exposición cutánea a altas concentraciones puede provocar lo que se conoce como cloracné, una inflamación intensa de la piel, dijo Guengerich.
Pero la principal vía por la que una dioxina ingresa al cuerpo humano no es directamente a través de algo que se esté quemando. Es a través del consumo de carne, lácteos, pescado y moluscos contaminados. Esa contaminación toma tiempo.
“Es por eso que es importante que las autoridades investiguen el lugar ahora”, dijo Ted Schettler, médico especializado en salud pública que dirige la Red de Ciencia y Salud Ambiental, una coalición de organizaciones ambientales. “Porque es importante determinar el grado de presencia de las dioxinas en el suelo y la zona circundante”.
¿LA QUEMA DE CLORURO DE VINILO CREA DIOXINAS?
Linda Birnbaum, una destacada investigadora de dioxinas y exdirectora del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, dijo que la quema de cloruro de vinilo sí crea dioxinas. Otros expertos coincidieron en que el accidente podría haberlas creado.
La “enorme columna de humo negro” en East Palestine deja entrever que el proceso de combustión dejó tras de sí muchos compuestos de carbono complejo, señaló Murray McBride, un científico de suelo y cultivos de la Universidad Cornell.
McBride dijo que será difícil determinar a ciencia cierta si se liberaron esos compuestos hasta que se realicen los análisis en el lugar del descarrilamiento.
Ese es quizás el motivo por el que residentes, políticos, ambientalistas y profesionales en salud pública han pedido a las agencias ambientales estatales y federales que realicen análisis en el lugar del incidente.
VÍAS PARA LLEGAR AL AMBIENTE
El medio ambiente ya tiene cierto grado de dioxinas: pueden ser creadas por ciertos procesos industriales, o incluso por personas que queman basura en sus jardines traseros, comentó McBride.
Una vez que se liberan, las dioxinas pueden permanecer en el suelo durante décadas. Pueden contaminar plantas, incluidas cosechas. Se acumulan a lo largo de la cadena alimenticia en aceites y otras grasas.
En East Palestine, es posible que las partículas de hollín de la columna de humo hayan llevado dioxinas a granjas cercanas, donde podrían adherirse a la tierra, señaló McBride.
“Si tienes animales de pastoreo en el campo, van a consumir algunas dioxinas de las partículas en el suelo”, añadió. “Y parte de eso ingresa en sus organismos y luego se acumula en el tejido adiposo”.
A la larga, esas dioxinas podrían abrirse paso en la cadena alimenticia hasta el consumo humano. La bioacumulación significa que más dioxinas pueden ingresar al cuerpo de las que se encontraron en el medio ambiente después del descarrilamiento.
Los animales “no metabolizan y se deshacen de las dioxinas como nosotros con otras sustancias químicas”, dijo Schettler, y la dioxina se almacena en la grasa de los animales que los seres humanos consumen, como el pescado, y se acumula con el paso del tiempo, agravando los efectos sobre la salud.
¿HAY MOTIVOS DE PREOCUPACIÓN PARA EAST PALESTINE?
Birnbaum y Schettler coinciden en que los residentes tienen razones para preocuparse por las dioxinas liberadas a consecuencia de este descarrilamiento.
A pesar de que están presentes en pequeñas cantidades a partir de otras fuentes, la gran cantidad de cloruro de vinilo que se quemó en los vagones podría crear más de lo habitual, declaró McBride.
“Eso es lo que me preocupa, que pudiese haber una concentración inusual”, reiteró. “Pero, de nuevo, estoy esperando a ver si se analiza este suelo”.
Al cuerpo de una persona o animal le toma entre siete y 11 años empezar a degradar las dioxinas. Y a las dioxinas se les ha vinculado con el cáncer, problemas de desarrollo infantil y problemas reproductivos y de infertilidad en adultos, según el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental.
De cualquier forma, Guengerich pensó que otros posibles riesgos a la salud a causa del descarrilamiento — como las preocupaciones de que la exposición al cloruro de vinilo en sí pueda provocar cáncer — podrían resultar más urgentes que la posibilidad de la presencia de dioxinas. “No sería lo primero en mi lista”, subrayó.
La doctora Maureen Lichtveld, decana de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, coincidió en que la población debe preocuparse más por el cloruro de vinilo que por las dioxinas, y señaló que incluso la salud mental de una comunidad afectada por la catástrofe debería ser una mayor prioridad de salud pública que la exposición a dioxinas.
Al igual que con muchas exposiciones ambientales, sería difícil demostrar que cualquier presencia de dioxinas provino del descarrilamiento. “Pienso que sería prácticamente imposible... atribuir cualquier presencia de dioxinas a esta quema en particular”, señaló.
Pero la mayoría de los expertos piensan que es importante analizar el suelo en busca de dioxinas, incluso si ese proceso puede resultar complicado y costoso.
“Las condiciones son totalmente ideales para la formación de dioxinas”, comentó Schettler. “Va a ser sumamente importante determinar eso desde una perspectiva de salud pública y para tranquilizar a la comunidad”.
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El reportero de The Associated Press John Seewer contribuyó a este despacho desde Toledo, Ohio.