LAKE CITY, Carolina del Sur — El secuestro de cuatro estadounidenses en una ciudad del norte de México estremeció a familias en Carolina del Norte y del Sur, que pasaron días de agonía a la espera de saber si sus seres queridos habían sobrevivido a un viaje por carretera para someterse a una cirugía estética que acabó siendo mortal.
Las preguntas sobre el ataque persistían el martes mientras las autoridades informaban de dos muertos y trasladaban a los otros dos sobrevivientes, ambos oriundos de Lake City, Carolina del Sur, hacia territorio estadounidense.
Los familiares buscaban detalles, y funcionarios federales se comprometieron a investigar cómo Latavia Burgess, Shaeed Woodard, Eric Williams y Zindell Brown acabaron en un fuego cruzado de los cárteles de la droga mexicanos, tal y como captó un video que posteriormente se publicó en internet.
“Sólo quiero que vuelvan a casa”, dijo Zalandria Brown, la hermana mayor de Zindell Brown, el lunes por la noche. “Vivos o muertos, sólo tráiganlos a casa”.
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Brown señaló que su hermano, quien vive en Myrtle Beach, y otros dos amigos acompañaron a Burgess a Matamoros, limítrofe con Brownsville, Texas, donde se creía que tenía programada una operación de abdominoplastia.
Los cuatro eran como “hermanos y hermana” después de crecer juntos en una pequeña ciudad de la región de Pee Dee, en Carolina del Sur, explicó. Tenían previsto repartirse las horas detrás del volante para llegar a la intervención médica. Sin embargo, dijo que su hermano había expresado sus inquietudes sobre los posibles riesgos durante el viaje.
Familiares que en un principio no estaban al tanto del viaje, se sintieron angustiados y confusos a medida que la información llegaba a cuenta gotas de otros miembros de la familia y los noticieros. La abuela de Zindell Brown, Marie Singletary, declaró el lunes por la noche que se había encontrado “en estado de negación” desde que su hermana le habló aquel día de los secuestros. Su nieto no había mencionado el viaje la última vez que hablaron, hace unas dos semanas.
Del mismo modo, la familia de Eric Williams no sabía nada. Sylvia Williams, su madre, comentó que su hijo no había mencionado el viaje cuando hablaron por teléfono hace una semana. No creía que alguna vez hubiera viajado fuera de Estados Unidos.
Para la tarde del martes, seguía sin recibir información oficial. Se enteró de la operación viendo las noticias. Y no se había enterado de que el gobierno mexicano había informado de la muerte de dos de los viajeros estadounidenses.
Jerry Wallace, primo de Williams, comentó que había perdido el apetito y tenía problemas para dormir debido a la preocupación, y que las autoridades debieron de haber sido más directas con la familia.
“Realmente es difícil simplemente tratar esperar y escuchar lo que está pasando y no saber nada”, dijo Wallace.
Robert Williams dijo que él tampoco sabía que su hermano se iba a México hasta que los secuestros salieron en las noticias. Los hermanos, a los que describió como “bastante unidos”, son de Carolina del Sur, pero ahora viven en la zona de Winston-Salem, en Carolina del Norte. Williams señaló que su hermano era “tranquilo” y “divertido” y dijo que probablemente no consideraba que el viaje fuera peligroso.
Cuando finalmente se enteró el martes por la tarde que su hermano había sobrevivido, Robert Williams se sintió aliviado.
“Estoy ansioso de volver a verlo y poder hablar con él”, comentó Williams.
“Simplemente le diré lo feliz que estoy de verlo”, añadió Williams, “y lo contento que estoy de que sobreviviera y que lo amo”.