WASHINGTON - Un número cada vez mayor de legisladores republicanos está expresando su rechazo al acuerdo que algunos senadores de su partido cerraron con los demócratas para instaurar restricciones migratorias en la frontera y aprobar nueva ayuda militar para Ucrania.
"La buena noticia es que este proyecto de ley está muerto", dijo este martes el senador por el estado de Texas, Ted Cruz, durante una rueda de prensa en el Capitolio con otros cuatro legisladores de su partido.
Ayer en la tarde, tras una reunión a puerta cerrada del partido, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dio permiso a los miembros de su partido para votar en contra de la primera votación de procedimiento prevista para el miércoles.
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El presidente Joe Biden acusó este mismo martes al exmandatario Donald Trump de haber persuadido a los republicanos para que tumben el proyecto para sacar rédito electoral.
Para que el texto avance en el hemiciclo, debe contar con el apoyo de 60 de los 100 senadores en esta votación inicial, pero hay oposición dentro de las filas republicanas y también algunas disidencias demócratas.
El acuerdo incluye tanto restricciones migratorias como financiación para Ucrania e Israel.
Esta mezcla es el resultado de un intento por parte del gobierno de Biden para convencer a los republicanos -cada vez más escépticos a dar ayuda a países extranjeros- a aprobar un nuevo desembolso para temas de política exterior.
Sin embargo, los republicanos que se oponen al proyecto expresaron que no es lo suficientemente "fuerte" para frenar lo que califican de una "invasión" de migrantes a través de la frontera y han criticado a su propio partido por el resultado del acuerdo.
"La idea de que íbamos a apoyar cualquier cosa que saliera de las negociaciones es una porquería", señaló el senador James David Vance, de Ohio, durante la rueda de prensa conjunta, en la que también participaron Scott, de Florida, y Mike Lee, de Utah.
"No queremos que la política de fronteras abiertas de Biden se convierta en ley y no queremos hacerle daño a un futuro gobierno republicano limitando su capacidad para reforzar la frontera", señaló Scott.
De no conseguir los suficientes apoyos en el Senado para que el proyecto de ley avance, el acuerdo no tendría futuro en el Congreso, ya que la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, es un callejón sin salida para este propuesta.
El proyecto ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos y, de ser implementada, representaría una de los mayores cambios a ley migratoria en décadas.
En concreto, la propuesta crea nuevos poderes ejecutivos que le permiten al Gobierno federal prohibir que las personas que cruzan de manera irregular la frontera puedan pedir asilo cuando se registren 4.000 detenciones diarias durante 7 días consecutivos.
Cuando esta prohibición entre en vigor, el proyecto permite a las autoridades migratorias llevar a cabo expulsiones en caliente en la frontera sur.
El proyecto también eleva los requisitos para poder solicitar asilo en Estados Unidos, lo que representa un cambio permanente en la legislación actual que permite a las personas pedir protección en EEUU cuando huyen de sus países por motivos de raza religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opinión política.
Este acuerdo representa también un cambio significativo en la postura del Partido Demócrata respecto a la inmigración, ya que durante años ha abogado por una reforma migratoria para regularizar la situación de los aproximadamente 11 millones de indocumentados que se estima residen en el país.