CIUDAD DE MÉXICO— Con música de mariachi, entre flores, un Cristo y la imagen de la Virgen de Guadalupe, la familia de Vicente Fernández, de riguroso luto, se colocó frente al féretro que contiene sus restos para participar en la misa de cuerpo presente con la que le dicen adiós a su esposo, padre y abuelo.
La ceremonia, tras un incesante desfile de admiradores frente a los restos mortales del ídolo, inició este lunes el adiós al gigante de la música regional mexicana que falleció el domingo a los 81 años, después de cuatro meses de enfermedad y hospitalización.
Esta misa, en la Arena VFG que se ubica al lado del rancho Los Tres Potrillos, será el último acto público, ya que el sepelio que se efectuará al término de la ceremonia se realizará en la intimidad, solo con los familiares encabezados por la viuda, Cuquita Abarca.
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"Traigo música en el alma", resumió uno de los sacerdotes, Óscar Sánchez Barba, que concelebró la misa de cuerpo presente y para resumir la vida de Fernández con la frase de una de las canciones del ídolo. "Vicente supo administrar ese don y dio alegría a millones".
La misa resaltó la vida de Vicente Fernández, pero no como ídolo, sino como un ser humano noble, buen hijo, esposo, padre, abuelo y bisabuelo, querido por el pueblo que se reunió para despedirlo y que le dio el último adiós con la música de "Guadalajara" y "Amigo", antes de trasladarlo al jardín donde lo sepultarán.
"Le quiero dar las gracias a todas las personas que estuvieron al pendiente de la salud de mi padre, desde Estados Unidos, desde México, desde toda América Latina", dijo Alejandro Fernández, a punto de despedir la ceremonia.
También a todos los medios de comunicación y a los médicos que lo atendieron, expresó visiblemente conmovido.
"¡Y viva Vicente, para siempre! ¡Un aplauso por favor para mi padre", ¡Un aplauso hasta el cielo!, expresó antes de entonarle "Volver Volver", rodeado de su madre y hermanos, todos junto al féretro.
GRAN OVACIÓN PARA CUQUITA
La viuda del ídolo, Cuquita Abarca, sorprendió al tomar el micrófono para agradecer a todos quienes oraron por su marido, le enviaron bendiciones y mandaron decir misas para que recuperara la salud.
"Hoy los bendigo a todos ustedes y que Dios los cuide", dijo ante una Arena que coreaba su nombre y mientras Alejandro Fernández besaba el féretro.
Luego, entre acordes de "México lindo y querido" y "Las Golondrinas", y una ovación, el féretro con el cuerpo de Vicente Fernández salió de la Arena para ser trasladado al jardín principal de Los Tres Potrillos, donde será sepultado en un mausoleo.
ACCESO A TODO EL PÚBLICO
“Fue un honor y un gran orgullo compartir con todos una gran trayectoria de música y darlo todo por su público”, dijo su familia al confirmar el domingo el deceso en un mensaje por redes sociales que terminaba con el hashtag #ChenteSigueSiendoElRey, en alusión a su apodo, “Chente”, y a una de las más famosas canciones de mariachi.
Y fue precisamente con los compases de “El rey”, seguidos de “México Lindo”, como los jaliscienses participaron desde la tarde del domingo en el homenaje fúnebre en el rancho de Los Tres Potrillos, a las afueras de Guadalajara: un último adiós sobre el escenario y con el sombrero charro posado en el ataúd antes del sepelio de este lunes.
Fernández, que inmortalizó canciones como “El rey” -como también le apodaban- , “Volver, volver” y “Lástima que seas ajena”, fue galardonado con tres Grammy y nueve Latin Grammy, el más reciente a mejor álbum de música ranchera/mariachi por “A mis 80’s” en noviembre.
Amante del fútbol y los palenques, vendió más de 76 millones de discos, apareció en más de 30 películas, abanderó a generaciones de artistas y se convirtió en uno de los intérpretes más representativos de la música tradicional de México.
Las reacciones populares comenzaron desde primera hora. Algunos seguidores empezaron a improvisar canciones a la puerta del hospital donde murió. Actos similares se vieron en las plazas públicas más simbólicas para los mariachis tanto de la capital de Jalisco como en Ciudad de México.
“Transmito mi pésame a familiares, amigos y millones de admiradores de Vicente Fernández, símbolo de la canción ranchera de nuestro tiempo, conocido y reconocido en México y en el extranjero”, escribió en Twitter el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden también expresó sus condolencias en su cuenta oficial de Twitter (@POTUS) el domingo por la noche: “El mundo de la música ha perdido un ícono. La música de Vicente Fernández creó recuerdos para millones. Enviamos nuestro más sentido pésame a su familia y a todos los que lo amaban. Vicente será recordado por las generaciones venideras”.
FLORES Y FOTOGRAFÍAS
En sus últimos años, Fernández tuvo toda una serie de afecciones de salud. Le habían extirpado casi la mitad del hígado por un tumor, padeció una trombosis pulmonar y luego le operaron tres hernias que surgieron tras la cirugía hepática. Fue hospitalizado en agosto pasado por una infección renal y por una lesión en las cervicales consecuencia de una caída que sufrió en su rancho. Desde entonces, permaneció internado y sus dolencias físicas fueron en aumento.
“Un 12 de diciembre se va Vicente Fernández, que tantas mañanitas cantó a La Guadalupana”, lamentó Alejandra Frausto, secretaria de Cultura de México, destacando la coincidencia del deceso y el día de la Virgen de Guadalupe. “Un millón de mariachis acompañen tu camino”.
En abril de 2016, se despidió de los escenarios con el concierto “Un azteca en el Azteca”, en un abarrotado Estadio Azteca en la Ciudad de México, ante cerca de 85,000 espectadores que viajaron desde todas partes del país, Estados Unidos, Colombia y el resto de Latinoamérica para esta histórica presentación.
INOLVIDABLE PARA EL PÚBLICO
Jesús Alberto Ramírez, originario de Sinaloa y que viajó a Guadalajara para festejar sus 50 años de casado, no dudó en ir a la Plaza de los Mariachis de esa localidad nada más de enterarse de la noticia. Era “único en su género”, dijo. “Su interpretación, su carisma, todo eso en conjunto lo engrandecía”, dijo desde la plaza donde Fernández develó su estatua ecuestre en 2019.
“Traía mucha música para adoloridos”, resumió el artesano Juan Albino Escobar, de 50 años, cuya esposa viene de una familia de mariachis de Tlaquepaque, un suburbio de Guadalajara.
Vicente Fernández Gómez nació el 17 de febrero de 1940 en el pueblo de Huentitán El Alto. Pasó la mayor parte de su niñez en el rancho de su padre, a las afueras de Guadalajara. Solía decir que el sueño de ser artista se realizó gracias al apoyo de su madre, Paula Gómez de Fernández, un ama de casa y que lo alentó a aprender la música folclórica.
Lo llevó tanto a ver películas de la Época de Oro del cine mexicano que Fernández soñaba ser como el mítico cantante Pedro Infante (1917-1957)
A los 14 años ganó un concurso amateur de una televisora en Guadalajara y desde entonces empezó a presentarse en bares y restaurantes. La fama le llegó en 1966 cuando, tras la muerte de Javier Solís, otro grande de la música regional, la empresa CBS México (hoy Sony Music) lo contrató y grabó “Perdóname” y “Palabra del Rey”, sus primeros éxitos.
En la década de 1970 debutó en el cine con la película “Tacos al carbón” y se apuntó un éxito con “La Ley del Monte” de 1976, cuya banda sonora —también interpretada por Fernández— fue igualmente popular, incluyendo la canción homónima que se convirtió en uno de sus temas más característicos.
El cariño de su público se hizo presente incluso luego de que el también actor se alejara de los escenarios en 2016. Seguidores de todas partes del mundo llegaban hasta su rancho en el municipio de Tlajomulco para entrar e intentar conocerlo en persona, lo que ocurría frecuentemente si Fernández dedicaba el día a cuidar a su ganado o a andar en caballo.
La familia Fernández decidió restringir el acceso al rancho luego de la polémica suscitada por un vídeo en el que el cantante aparecía tocando el seno de una admiradora que había acudido a conocerlo.
El intérprete de "El rey" y "Mujeres divinas" había dejado los escenarios en 2016 y, aunque apareció varias veces sobre los escenarios, quiso dedicar sus últimos años de vida a descansar y a compartir tiempo con su familia.
A muchos mexicanos, como Esmeralda Martínez, de 42 años, lo que más les gustaba de Fernández era su cercanía con el público. “El ser humilde con la gente, con el pueblo... dejando que la gente se le arrimara”, señaló esta empleada de una fábrica.
Martínez recordó que la última vez que vio a Fernández en vivo fue en una presentación gratuita frente al Instituto Cultural Cabañas de Guadalajara tras develar su estatua, y en la que, a pesar de su avanzada edad, mantenía su voz intacta. “Una voz muy bonita, muy fuerte, una voz que no ocupaba nada, a pesar de su edad, un señorón”, dijo.