Planned Parenthood y otros proveedores que practican abortos demandaron el miércoles al estado de Texas por tratar de prohibir las interrupciones al embarazo durante el brote del nuevo coronavirus, acusando a los dirigentes republicanos de aprovecharse de la pandemia para cumplir con promesas políticas.
El director general de Whole Woman’s Health, un proveedor de abortos que tiene tres clínicas en Texas, dijo que canceló 150 citas esta semana luego de que el gobernador Greg Abbott emitió el domingo una orden que suspendía todas las cirugías no esenciales con el fin de liberar suministros médicos para combatir la enfermedad COVID-19.
Posteriormente, el secretario de Justicia de Texas, Ken Paxton, dijo que la orden prohibía “cualquier tipo de aborto que no es médicamente necesario para preservar la vida o salud de la madre”.
La orden en Texas está en vigor hasta por lo menos el 21 de abril.
“El aborto es una atención médica urgente y esencial”, aseveró Amy Hagstrom Miller, presidenta de Whole Woman’s Health.
La oficina de Paxton no respondió de momento una solicitud de comentarios.
El tema sobre el aborto durante la pandemia también surgió en Ohio, donde las clínicas de aborto recibieron cartas el viernes del secretario de Justicia estatal Dave Yost en las que les ordenó cesar todos los abortos quirúrgicos “no esenciales”. Yost escribió que los procedimientos quebrantan la orden emitida el 17 de marzo por el director de salud estatal.
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Sin embargo, representantes de las clínicas de Ohio dijeron que cumplían con la orden y planeaban seguir realizando los procedimientos.